DESPEDIDA DE MI ABUELO
Quiero contar una historia
que me nace en el corazón
para honrar así la memoria
de quien me dio la inspiración
de dedicarme con esmero
a ser un hombre de bien
ustedes ya saben quién:
es Rubén Salvador Salguero.
Nació en un pueblo de oriente
al que amó toda la vida
le tocó enfrentar valiente
de su madre la partida
siendo apenas un niño
soportó con entereza
de la vida la rudeza
y la ausencia de cariño.
Más su tío benevolente
a su casa le llevó
le brindó un techo decente
a trabajar le enseñó,
tejero por profesión
es lo que él aseguraba
más en su pecho llevaba
un poeta de corazón.
De los libros le encantaba
la poesía y el saber
aunque nadie le enseñaba
y le tocó que esconder
su afición por un tratado
que leía escurridizo
pues no le daban permiso
se lo tenían vedado.
A pesar de los problemas
él se logró superar
escribió cien mil poemas
fue capaz de calcular
lo que pocos realizaban
él lo hacía con presteza
fabricó más de alguna pieza
si las máquinas fallaban.
Educó a sus once hijos
mis estrellas les llamaba
y en sus mentes dejó fijos
los valores que enseñaba,
la honradez y el respeto
tolerancia y lealtad
la justicia y la verdad
y los amó por completo.
Hoy esas once estrellas
ya son constelaciones
pues de cada una de ellas
han nacido más razones
para decir con emoción
que su ejemplo ha servido
para que muchos que han nacido
hagan crecer la nación.
Hoy el viaje ha terminado
muchas misiones cumplidas
le esperarán del otro lado
las perlas que hacía perdidas,
y una estrella de su nido
la que cuida a dos luceros
quienes viajaron primero
porque Dios así ha querido.
Aquí estamos reunidos
los que tanto te han amado
todos tus seres queridos
y los amigos que has dejado
no te decimos adiós
porque un día nos veremos
y juntos de nuevo estaremos
cuando lo decida Dios.
(Sergio Iván Regalado Salguero 26 /12 /2016)
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